El Fokker Dr.I (Dreidecker, "triplano" en alemán) fue un caza alemán de la Primera Guerra Mundial construido por la compañía de Anthony Fokker. Cuando irrumpió en el frente occidental a finales de 1917, pilotado por ases legendarios como el «Barón Rojo»,Manfred von Richthofen, el reducido número de Dr.I alcanzó un impresionante palmarés de victorias en combate.
Los Dr. I de producción llegaron a la JG I a partir del 12 de octubre de
1917. Su fama se había extendido ampliamente, y los pilotos de von
Richthofen los esperaban ansiosos. Pero de hecho, las prestaciones del
triplano no justificaban su reputación; básicamente era un representante
rezagado de una especie a extinguir, la de los cazas con motor
rotativo.
La estructura del Dr. I era típica de Fokker y Platz, con una
construcción mixta muy resistente. Los planos eran casi totalmente de
madera, con acero en las juntas principales y en las uniones de las
riostras. Cada plano tenía una única caja de vigas, con largeros
principales de madera dura ahusada (perforada según un patrón para
aligerarla) unidos por costillas empotradas. Los bordes de fuga eran de
cables, y de ahí su característica apariencia festoneada cuando el
recubrimiento textil se barnizaba y estiraba. El corto fuselaje y la
cola estaban cuidadosamente soldados en hormas de tubos de acero
preconformado, añadiéndose carenajes de madera ligera previamente a su
recubrimiento en tela. El tradicional tren de aterrizaje con resortes de
caucho tenía el eje carenado con una aleta característica de muchos de
los cazas Fokker. Otro rasgo común de la época era la ausencia de
deriva; la única superficie vertical de cola era un simple timón
redondeado que pivotaba en el extremo final de fuselaje. El pequeño
depósito de combustible se encontraba inmediatamente detrás del motor y
debajo de las ametralladoras; el armamento usual, raramente alterado en
la práctica, consistía en dos ametralladoras LMG 08/15 (comúnmente
apodadas "Spandau") con tolvas de munición en el fuselaje, detrás del
depósito, y las culatas dentro de la cabina.
Todos esos elementos juntos componían un caza sencillo, relativamente
barato y muy ágil, que con el motor estándar sde 110 cv podía trepar
más rápidamente que muchos aviones más potentes y girar con menor radio,
un factor vital en el combate evolucionante. Pero la velocidad era
mediocre incluso para los estándares de finales de 1917, y el alcance y
la autonomía eran excepcionalmente pobres; sólo un piloto muy hábil
podía mantener un Dr.I en vuelo más de 80 minutos, mientras que todos
los cazas aliados tenían una autonomía de dos y hasta tres horas. El
propio Fokker se maravillaba de que el triplano causara tanto alboroto
cuando otros cazas eran más rápidos y de mayor alcance. En cuanto al
diseñador, Platz, tampoco se sentía especialmente feliz por la
construcción del triplano, y prefería con mucho los biplanos o, mejor
aun, los monoplanos cantilever. En los años veinte, sus monoplanos sin
riostras iban a convertir a Fokker en el mayor fabricante mundial de
aviones civiles de transporte.
El circo volante de Richthofen
Durante un año escaso a partir de octubre de 1917, los 318 triplanos
Fokker Dr.I, más los dos prototipos, se auparon a un lugar de privilegio
en el panteón de la fama de la aviación militar. Como en el caso del
Sopwith Triplane en el que se inspiraba, la razón principal de ello
estribó en los brillantes aviadores que los pilotaron. Nunca ha existido
en la Historia de la Aviación una unidad tan famosa como la JG1 de
Richthofen, denominada a menudo " el circo volante de Richthofen " a
causa del gran número de cazas bajo un mando único, de sus
cuidadosamente planeadas y organizadas técnicas de combate y,
principalmente, de sus brillantes y a menudo personalísimos esquemas de
color. Naturalmente los 318 Dr.I de producción equiparon no sólo los
cuatro Jagdstaffeln (escuadrones de caza) de la JG1, sino algunas otras Jagdgeschwader.
La brillante hoja de servicios del Dr.I se vio algo ensombrecida por
una serie de accidentes en las dos primeras semanas de combate. La causa
se localizó en un defecto de fabricación (algo sorprendente por la
meticulosidad de la factoría de Schwerin), de forma que todos lo Dr.I
debieron ser revisados en tierra. En muchos casos hubo que fabricar
nuevos largeros alares, y la factoría pasó casi todo el mes de noviembre
de 1917 ocupada en reparar o reconstruir urgentemente las alas de los
Dr.I. Así pues, hasta finales de noviembre no empezó el Dr.I a ser
numéricamente significativo en el frente occidental; y no deja de
sorprender que un número relativamente pequeño de aviones de un diseño
básicamente anticuado llegara a alcanzar una reputación tan enorme.
Esa reputación está, por supuesto, íntimamente ligada a la del "Barón
Rojo" Rittmeister Manfred Freiherr von Richthofen, un aristócrata
alemán que fue el as de mayor palmarés de la I Guerra Mundial y quizá el
más famoso piloto de caza de todos los tiempos. Aunque la mayoría de
sus victorias las había obtenido en otros tipos de avión, tales como el Albatros D.III, prefirió el Dr.I a otros biplanos más rápidos y continuó volando en
él, casi siempre exclusivamente en misiones de combate durante 1918.
En uno de los Dr.I en que volaba regularmente encontró la muerte el 21
de abril de 1918, tradicionalmente a manos del capitán Roy Brown, un
canadiense que volaba con el 209º Squadron de la RAF (que se había
creado hacía 20 días escasos), pero en realidad derribado casualmente
por los ametralladores australianos William J. Evans y Robert Buie de la
53ª Batería de la artillería de campaña australiana, cuando volaba a
tan baja altura en persecución de un Sopwith Camel sobre el frente del Somme.
Fotografias del avión:
Caja de la maqueta:
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